BRASILIA.- El Gobierno del presidente en ejercicio de Brasil, Michel Temer, propone un recorte radical de gastos públicos para superar la grave crisis por la que atraviesa el país.
El mandatario interino, que permanecerá en principio seis meses en el cargo mientras el Senado juzga a la suspendida presidenta Dilma Rousseff, realizó ayer su primera reunión de Gabinete. Al término del encuentro fueron informados los lineamientos que pautarán la política económica de la nueva gestión, aunque no fueron anunciadas medidas concretas.
Además del recorte de gastos, que incluye un estricto control de las cuentas públicas, el fin de privilegios tributarios de los que gozan algunos sectores empresariales y un “peine fino” en contratos públicos, el equipo de Temer no descarta la reactivación de algunos impuestos con el fin de aumentar los ingresos y equilibrar las cuentas públicas.
También se ratificó que los programas sociales que fueron la marca de los Gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), y que rescataron a unas 40 millones de personas de la miseria, serán “mantenidos, ampliados y mejorados”.
En su primera rueda de prensa como ministro de Hacienda, Henrique Meirelles dijo que las medidas que anunciará el Gobierno en breve tienen como objetivo fundamental revertir la trayectoria “insostenible” de crecimiento de la deuda pública.
Este es el “principal problema” responsable por la crisis económica del país, dijo Meirelles, quien explicó que se postergarán unos días los anuncios concretos, porque recién se están analizando los informes y datos relativos al Gobierno suspendido.
El ministro admitió que las medidas que será propuestas no bastarán por sí solas para revertir la tendencia al alza de la deuda pública, pero ayudarán a elevar el nivel de confianza de empresas y consumidores en relación a la futura situación del país. Además, admitió que habrán de adoptarse “medidas duras” y dijo que confía en que el Congreso las apoye y la población las comprenda.
Datos dudosos
En tono de preocupación, dijo que duda de la veracidad de los datos económicos que presentó el Gobierno de Rousseff, por lo que no descarta auditar esa información si fuera necesario.
“Soy el primero que quiere saber cuánto tiempo nos llevará saber el tamaño real del problema (económico)”, afirmó.
Un cambio importante en la gestión fiscal respecto a los Gobiernos anteriores es establecer lo que Meirelles llamó “nominalismo”, que significa que los gastos públicos deberán ser mantenidos en términos nominales, sin descontar la inflación.
“El ‘nominalismo’ es evitar un proceso de indexación generalizada de manera de que el gasto público, aun con los efectos de la inflación, no se acentúen y no complique la fijación de topes y límites”, explicó.
Meirelles admitió que el “nivel tributario de Brasil es elevado”. No obstante, no descartó la implementación de nuevos impuestos, o la reactivación de otros que fueron suspendidos, con el fin de incrementar los ingresos estatales. “Para que la economía vuelva a crecer de forma sostenida es importante que disminuyamos el nivel de tributación de la sociedad, pero la prioridad hoy es el equilibrio fiscal”, afirmó. “En caso de que sea necesario un tributo (extra), éste será aplicado de modo temporario y solo si fuera “necesario de hecho”, acotó.
En opinión del economista, quien fue presidente del Banco Central durante los ocho años de Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, el estricto control fiscal propuesto no solo ayudará a equilibrar las cuentas públicas, sino también a combatir la inflación, que actualmente ronda el 10%, más del doble de la meta oficial de 4,5% al año.
Recorte de personal
Por su parte, el ministro de Planificación, Romero Jucá, anunció que el Gobierno revisará “toda la estructura organizativa de los ministerios”. “Hasta fin de año serán eliminados cerca de 4.000 cargos”, informó.
Respecto a los programas sociales, el ministro de Salud, Ricardo Barros, dijo que los mantendrán, ampliarán y mejorarán, pero aclaró que todos serán sometidos a auditorías.
Incluso, no descartó que se realicen ajustes en los requisitos necesarios para obtener esos beneficios, de manera que los beneficiarios “sean realmente aquellos que lo necesitan”.
Jefas de familia
El nuevo ministro de Desarrollo Social y Agrario brasileño, Osmar Terra, afirmó que el principal programa social contra la pobreza en Brasil, llamado ‘Bolsa Familia’, será revisado porque consideró que existen personas que toman a este beneficio como “una propuesta de vida”.
“La gente tiene que tener oportunidades para salir del programa. El Bolsa Familia no puede ser una propuesta de vida”, dijo el ministro del gobierno interino.
Terra insistió en la tesis de la oposición de que Rousseff “mintió” sobre la reducción de la pobreza y afirmó que “50 millones de brasileños reciben el programa social”. El Bolsa Familia es el principal programa social de Brasil, administrado por las mujeres jefas de familia, que a cambio necesitan registrar y garantizar presentismo de sus hijos en las escuelas y tener al día la vacunación infantil. (DPA-Télam)